Ponencia: La lucha antifascista y antiimperialista en la juventud presentada por la UJRM en el VII COLOQUIO NACIONAL CARLOS MARX Y LA REVOLUCIÓN EN EL SIGLO XXI realizado el pasado 28 y 29 de abril de 2015 en la Universidad Autónoma de Guerrero.
Para emprender una lucha de contenido proletario es necesario ubicar al enemigo de clase, por ello debemos tener claro que es el fascismo y el imperialismo, cuál es su relación y que representan estas expresiones en el actual régimen político y económico.
El
fascismo es la ofensiva del capital para liquidar la resistencia proletaria y
popular, a través del terrorismo. Ello se ha manifestado en la anulación de
libertades democráticas (de expresión, de manifestación, organización, etc.)
que han conquistado las masas a través de largos procesos de lucha.
“El fascismo es el poder del propio
capital financiero. Es la organización del ajuste de cuentas terrorista con la
clase obrera y el sector revolucionario de los campesinos y de los
intelectuales.”1
El
imperialismo es la extensión del capitalismo a todo el mundo, con el propósito
de que los monopolios y consorcios se apoderen de las principales fuentes de
materias primas, mano de obra barata, los principales mercados y paraísos
fiscales, donde tengan las condiciones más óptimas para reproducir su capital.
“El imperialismo es
el capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la
dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una
importancia de primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto
del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de todo el
territorio del mismo entre los países capitalistas más importantes.”2
“El imperialismo es la exportación de capitales a las fuentes
de materias primas, la lucha furiosa por la posesión monopolista de estas
fuentes, la lucha por un nuevo reparto del mundo ya repartido, lucha mantenida
con particular encarnizamiento por los nuevos grupos financieros y por las
nuevas potencias, que buscan "un lugar bajo el sol", contra los
viejos grupos y las viejas potencias, tenazmente aferrados a sus conquistas. La
particularidad de esta lucha furiosa entre los distintos grupos de capitalistas
es que entraña como elemento inevitable las guerras imperialistas, guerras por
la conquista de territorios ajenos.”3
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A eso
añadir las luchas de las Normales Rurales agremiadas por la FECSM y los paros
laborales de la CNTE, la movilización de los obreros de la inmobiliaria INHOUSE,
los trabajadores portuarios de Quintana Roo, las jornadas del Sindicato Minero,
las jornadas de los proletarios agrícolas de Morelos y San Quintín, las
milicias populares en Olinalá, la creación de Consejos Populares en municipios
de Guerrero, Oaxaca, la Batalla de San Lázaro y las luchas contra las reformas
estructurales.
En el
resto del mundo se han manifestado varias expresiones con ese carácter tales
como las luchas estudiantiles en Italia e Inglaterra contra los recortes en
educación en 2009, la lucha contra el proceso privatizador de la educación
Chile, las oposiciones de las medidas de austeridad impuestas para cargar el
peso de la crisis capitalista sobre la clase obrera y las masas populares -desde 2008- en Estados Unidos (Ocupa Wall
Street), Inglaterra, España (Los Indignados), Grecia, Irlanda, Portugal,
Francia, Chipre, Malta, Egipto, Túnez, las
huelgas unitarias de los obreros de Irán, las manifestaciones en Brasil contra
la realización de la Copa Confederaciones en 2013 y el Mundial de fútbol en
2014, las jornadas de la juventud contra el fascismo en Turquía, los obreros de
Nike, Adidas, Reebok en China contra las condiciones precarias en que laboran.
Así como las intervenciones imperialistas anglo-yanquis en Siria, Libia, Irán,
Irak, Palestina -por medio de Israel-,
Kurdistán, en Venezuela, las francesas en Mali, Burkina Faso, y otras zonas de
África del Norte y del Este, las rusas en Ucrania -donde está llevando a cabo una guerra contra
Estados Unidos, la OTAN y Japón-, la pugna por el control económico y político
en Asia entre China y Japón.
El
fascismo y el imperialismo están relacionados porque uno no puede imponerse sin
la ayuda del otro, ambos son expresiones del desarrollo del capitalismo, para
que el imperialismo se imponga tiene que esclavizar y avasallar a las masas
proletarias y populares sus condiciones, pero no podrá hacerlo sino recurre a
la fuerza represiva y desmedida del Estado para liquidar cualquier forma de
resistencia, aquí en donde entra el fascismo. Esto se ha manifestado de manera
tangible en la instalación de los monopolios en países extranjeros, tales como
las mineras en Wirikuta, en la Montaña de Guerrero, el despojo a los
ejidatarios de parte de las petroleras en los estados de Puebla y Tabasco, los
megaproyectos hidroeléctricos en Guerrero y eólicos en Oaxaca, que se imponen a
través del terrorismo que incluye represión, desapariciones, asesinatos, etc.
En todas
estas luchas la juventud ha tenido un papel muy decisivo luchando junto al
proletariado, el campesinado y los sectores populares en general (magisterio,
estudiantado, culturas originarias, etc.), hay que resaltar que la juventud en
México -y en el mundo- tiene un enorme potencial revolucionario además de que
son un segmento importante de la población.
La juventud
constituye un sector social donde se expresan las diferentes clases y podemos
afirmar que es la juventud obrera, campesina y popular la que sufre
directamente y de forma especial estas consecuencias. En 2014, en México
residen 31.4 millones de jóvenes de 15 a 29 años, monto que representa 26.3% de
la población total.
De acuerdo con la
Encuesta Nacional de la Juventud 2010 los jóvenes que no estudian ni trabajan
son casi 8 millones, equivalente a 22 por ciento de los 36.2 millones de
mexicanos entre los 12 y 29 años. A esta importante masa juvenil lo único que
el capitalismo ofrece es explotación, miseria, guerra, la anulación de
derechos, un creciente control político-ideológico, desempleo, drogadicción,
violencia, etc.
En total, más de 16
millones de jóvenes, cada año, estarán trabajando o dispuestos a trabajar. Esa
cifra representa más de 100% de los empleos formales hoy existentes en México,
es decir ni siquiera todos los empleos formales que hay en el país podrían
cubrir la demanda de trabajo de la juventud, por lo tanto el desempleo en la juventud,
la disminución de los salarios, los trabajos informales y las alternativas como
la delincuencia continuarán agudizándose; sobre estos rubros actualmente
algunos índices estiman que de los 2.6 millones de desempleados del país, 56%
son personas entre 14 y 29 años, de los jóvenes con empleo el trabajo informal
alcanza el 61.7% (según datos del INEGI 2014) y se calcula que 30 mil menores
de edad forman parte de la delincuencia organizada.
En la dinámica del
mercado de trabajo durante la década previa puede evidenciar hasta qué punto la expansión
de la oferta de trabajo supera la creación de empleos llegaron 5.7 millones de
mexicanos a la población activa y se crearon sólo 1.4 millones de ocupaciones afiliadas
a la seguridad social (IMSS).
Educación: En este
ámbito, históricamente ha sido una importante demanda de la juventud: según el
Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la
UNAM sólo tres de cada 10 mexicanos de entre 19 y 23 años tienen acceso a la
educación superior. De cada 100 niños que ingresan a la primaria, sólo 50
concluyen sus estudios del nivel medio superior, 21 egresan de su instrucción universitaria
y sólo 13 se titulan.
Un millón y medio de
jóvenes cada año llegarán a la edad adulta sin haber ingresado a la educación superior.
1.2% de los jóvenes está sin instrucción y 2.8% no completaron sus estudios de
primaria. En los últimos 14 años la juventud se ha destacado sobre todo por sus
luchas en el terreno del movimiento estudiantil; tal fue el caso de la Huelga
del 1999-2000 de la UNAM, los movimientos de rechazados que año con año dan la
pelea contra la privatización y exclusión de la educación media y media
superior en Oaxaca, D. F. y Michoacán, y con las últimas expresiones
embrionarias de estas movilizaciones reivindicativa en Estado de México,
Chiapas, Morelos y Baja California.5
Ante la
falta de un referente unitario-organizativo de jóvenes que se integre a la
lucha contra el imperialismo y el proceso de fascistización la Unión de la
Juventud Revolucionaria de México -al
igual que las juventudes revolucionarias hermanas-, junto con otras
organizaciones sociales han emprendido la construcción del Campamento
Internacional de la Juventud Antifascista y Antiimperialista a nivel
internacional y el Campamento Nacional de la Juventud Antifascista y
Antiimperialista a nivel nacional referentes con el que buscamos que la juventud conforme
el Frente Único para luchar contra el sistema, donde levante sus demandas
inmediatas y donde impulse las tareas tácticas y estratégicas de lucha política
que el movimiento popular a trazado en los diferentes países y que actualmente
en México se expresan en el Boicot Electoral y la Huelga Política General, y la
necesidad de construir una gran Asamblea Nacional del Proletariado y los
Pueblos de México que tenga como objetivo la transformación radical de la
sociedad y cuya base esta expresada en
los actuales referentes unitarios que existen en el país, -el Foro de Izquierda
Proletaria, el Congreso Social Hacia un Nuevo Constituyente, la Asamblea
Nacional Popular, la Coordinadora Nacional Estudiantil, la Convención Nacional
Popular, la Federación de Socialistas y Comunistas de México, el Frente Popular
de la Ciudad de México y a nivel internacional, la Liga Internacional de la
Lucha de los Pueblos, entre otros-, para nosotros las tareas de organizar el
boicot electoral y la primer huelga política general de la historia de nuestro
país pasan necesariamente por el
fortalecimiento del proceso unitario con esta Gran Asamblea que unifique a todo
el movimiento social del país y también integre y organice al pueblo no
organizado, pero estas tareas son solo un paso para preparar una revolución proletaria en nuestro país
como única alternativa para no solo detener si no destruir el sistema
imperialista y su resistencia fascista, donde la clase obrera - y su vanguardia organizada en el Partido
del proletariado- con sus aliados estratégicos -el campesinado pobre y el Frente
Popular- alcancen su emancipación definitiva (con la creación de la dictadura
del proletariado, la economía planificada, la propiedad social y colectiva de
los medios de producción, la satisfacción de las necesidades materiales –salud,
educación, vivienda, alimentación, recreación, etc.- y espirituales de la
población –reconocimiento, teorías, conocimientos, etc.-, la libertad de
expresión, prensa, organización, sindical, de elegir y ser elegido para
adquirir una función en el Estado, etc.) a través de la construcción del socialismo
y el comunismo científico.
Bibliografía
1 Jorge
Dimitrov. El fascismo y la clase obrera. El fascismo y la clase obrera. Pág.2.
2 Vladimir
Ilich Lenin. El imperialismo, fase superior del capitalismo. Pág. 58.
3 José
Vissariónovich Stalin. Los fundamentos del leninismo. Pág. 3.
4 Partido
Comunista de México (marxista-leninista). Las enseñanzas de la insurrección de
2006 en Oaxaca, una táctica vigente en la lucha por el derrocamiento del
régimen. Ediciones Vanguardia Proletaria.
5
Documentos Básicos de la Ujrm. Programa de lucha. Ediciones Joven Guardia. Pág.
4.