La alternativa es defender los derechos democráticos y las libertades políticas. La alternativa es luchar por la democracia popular.

En el curso de la vida política de Turquía se ha producido muchos golpes e intentos de golpes de Estado. Los resultados de cada período golpista han sido incontables asesinatos, torturas, persecuciones, restricción de los derechos y las libertades.



Las demandas y anhelos de libertad, igualdad y democracia levantadas por los pueblos oprimidos y las masas populares se vieron sofocadas por los golpes militares y con las políticas que las siguieron.

Las medidas para contrarrestar las políticas orientadas al establecimiento de la dictadura unipersonal del Gobiernos del AKP y del presidente Tayyip Erdoğan no son ni pueden ser los golpes militares. Por el contrario, esos intentos golpistas sirven de excusa para una más rápida y violenta aplicación esa política.

Erdoğan y su gobierno, que han pedido a sus votantes salir a las calles a rechazar el golpe, buscan aprovechar la situación para recuperar su prestigio perdido en el interior y el exterior del país debido a su política oportunista e inconsistente que busca alcanzar sus objetivos reaccionarios y fascistas. Las escenas de personas armadas con hachas, espadas y todo tipo de armas blancas y  de provocaciones recuerdan los métodos del Estado Islámico, son señales de lo dicho.

Está claro que el pueblo de Turquía, compuesto por diferentes naciones y creencias, no está obligado a elegir entre el golpe de estado y la dictadura unipersonal de un partido. La alternativa popular es el establecimiento de una Turquía verdaderamente laica y democrática. La vía para salir del asedio antidemorático  es la defensa de los derechos democráticos y las libertades políticas. La alternativa es luchar por la democracia popular.

Selma GÜRKAN
Presidenta del Partido del Trabajo (Turquía)
Emek Partisi (EMEP)