Han transcurrido más de seis meses de constantes movilizaciones dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México para la solución de las problemáticas vividas en todos sus planteles; entre las exigencias urgentes de los estudiantes se pueden destacar: La implementación de protocolos de seguridad en la universidad, el cese a la violencia de género, solución a la falta de presupuesto y aumento a la matricula, sin embargo, las autoridades se han negado a resolver las demandas de los estudiantes simulando diálogos públicos.
A pocos días de iniciar las clases en la institución, se ha presenciado un aumento de movilizaciones, convocando a asambleas, marchas y paros de labores resaltando la Facultad de Filosofía y Letras que actualmente se encuentra en paro indefinido, algunos Colegios de Ciencias y Humanidades y la Escuela Nacional Preparatoria, llegando al cierre de más de 12 planteles de manera simultánea. Aun cuando la respuesta estudiantil ha sido evidente y favorable, es necesario replantear aspectos tácticos, con la finalidad de involucrar a la masa de estudiantes al proceso de movilización de forma permanente y organizada, para evitar caer en la espontaneidad, desorganización y desarticulación del movimiento.
Se hace necesario aprender de experiencias en donde la falta de amplia organización, de la unidad, del aislamiento, desgasta y rompe, provocando que grupos oportunistas se aprovechen para salir mediáticamente y aumentar sus filas, así como las autoridades se adjudiquen las victorias del movimiento, mientras ahora deslegitiman cualquier demanda universitaria a través de comunicados oficiales donde muestran la poca claridad de las peticiones y una falsa negociación para el cumplimiento de las mismas.
Desde la base estudiantil de la Unión de la Juventud Revolucionaria de México hemos buscado evidenciar cual es el origen real de las problemáticas actuales y con ello discutir distintas propuestas organizativas necesarias dentro y fuera de la universidad, demostrando que una organización momentánea y limitada no reúne las fuerzas necesarias para hacer frente a los problemas actuales o futuros de la Universidad.
Respecto a las formas de organización y de lucha, a los estudiantes y sobre todo a las estudiantes que han tomado parte en la organización de la inconformidad, consideramos que si hoy las mujeres oprimidas ganan terreno en la participación política dentro de la sociedad de esclavitud asalariada, podrán enfrentarse con más experiencia a la clase esclavizadora en todos los aspectos de sus vidas, en ese futuro que se nos niega a la juventud y solo conquistaremos en las calles. No hay libertad sin intervención en las decisiones políticas, para llegar a este punto se requiere el poder económico, luego entonces, entenderemos quiénes son los y las responsables de lo que hoy es espejo la UNAM y la sociedad misma.
La violencia se ha perfeccionado, ¿hacia quiénes y con qué fin?, lo determina la lucha de clases. La libertad es el reconocimiento de la necesidad, no hay un momento estático en el movimiento de las mujeres; hay una ignorancia social de su vitalidad y repercusión en la transformación revolucionaria. Podemos cuestionar a las mujeres libres de voz, por su silencio, y también por su discurso y acciones; podemos criticar las ideas como sectarias oponiendo otras ideas que nos convengan desde donde estamos parados; sin embargo, la realidad siempre será la jueza y parte; es decir si caemos en la trampa ideológica-práctica de insistir en que una causa es absolutamente más importante que la otra, entonces nuestra identidad por la causa de la emancipación de la humanidad no tiene relación dialéctica con nuestro actuar. En nuestra brújula está asumir compromisos, acciones, extender nuestra solidaridad con los y las que hoy le disputan al régimen el hacer historia, ellos y ellas también son parte de la experiencia que habremos de colectivizar para derrocar el régimen actual y erigir la sociedad del trabajo productivo socialmente organizado, ejecutado y administrado según las necesidades de la mayoría, es decir, el socialismo.