Al inicio del siglo XX en el mundo la situación era considerablemente diferente pero preocupantemente similar a la que actualmente se vive; fue un siglo marcado por luchas independentistas y revolucionarias.
En Rusia en 1905 se suscita un movimiento insurreccional por la caída del zar (emperador). En el país el paro y la hambruna estaban al orden del día, la actitud absolutista del zar se demostraba con el uso de las fuerzas militares para disolver cualquier tipo de manifestación (“domingo sangriento” donde el pueblo se manifiesta en busca de pan, y son brutal mente reprimidos), la guerra contra Japón que el imperio ruso mantenía durante casi un año con recurrentes derrotas, y por otra parte la influencia de los bolcheviques (grupo político radicalizado dentro del partido obrero social demócrata POSDR)  sobre los sectores obreros campesinos y populares, que se conjugan en los soviet (consejos o asamblea en ruso), que impulsan huelgas en las ciudades y paros en los campos llamando a la población a la lucha emancipadora, pero este levantamiento no consigue la suficiente fuerza y la respuesta militar zarista logra sofocarlo. Se crea las dumas (espacio parlamentario para legitimar al zar).
En febrero de 1917 tras tres años de agotamiento  por la guerra             imperialista  (lo que se conocería como la primera guerra mundial) y con las condiciones de vida aún más pauperizadas,  revientan huelgas generalizadas, donde el pueblo ruso depone al zar, dando fin a los 300 años del imperio de la dinastía Romanov.
Posterior a esto se instaura el gobierno provisional  de Kerenski  sostenido por los socialistas moderados  mencheviques recalcitrantes, los social revolucionarios, y la burguesía.  La política del Gobierno provisional oscilaba entre unas reformas ineficaces, el apoyo a la guerra imperialista y una despiadada represión. El pueblo los abandonó pronto, para pasarse al lado de los bolcheviques, cuyo programa era la paz, la tierra, el control de la industria y un gobierno obrero. 25 octubre el acorazado aurora abre fuego y casi sin resistencia el palacio de hielo es tomado por los bolcheviques se proclama el poder soviético.
Posterior a la victoria donde obtuvieran todo el poder para los soviets, este debería de ser defendido frente a las fuerzas sobrantes de la burguesía y los oportunistas, estalla la guerra civil principalmente entre el ejército rojo (liderado por los bolcheviques) y el ejército blanco (fieles al zarismo a la burguesía y financiados por potencias como Inglaterra, estados unidos, etc) de la cual el ejército rojo    sale victorioso.

Es así como la revolución de octubre se viste de un sinfín de lecciones con el logro de la erección de un estado soviético que hasta hoy demuestra que no solo es posible sino necesario un estado gobernado por los obreros y los trabajadores donde la riquezas sean gozadas por quienes las producen, donde  la humanidad  pueda desarrollarse más plenamente;  también muestra la necesidad de impulsar el frente único del pueblo trabajador y la táctica de la huelga política general apremiantemente en las actual afluencia de las tendencias pro fascistas y ante la visible nueva repartición del mundo en los conflictos bélicos actuales.