LA ENSEÑANZA DE LOS FUNDAMENTOS
DEL MARXISMO LENINISMO EN LOS CENTROS DE EDUCACIÓN SUPERIOR
DISCURSO PRONUNCIADO EN LA
ASAMBLEA DE ESTUDIANTES Y PROFESORES DE LA ESCUELA SUPERIOR DEL PARTIDO, ANEXA
AL COMITÉ CENTRAL DEL P. C (b) DE LA URSS
31 DE AGOSTO DE 1945
Por Kalinin
Camaradas: El papel decisivo
desempeñado por la Unión Soviética en la conquista de la victoria sobre el
fascismo, así como el poderío militar y económico demostrado por nuestro país
en la segunda guerra mundial, han constituido una sorpresa, como es notorio,
para muchas personas en el extranjero, que quedaron muy asombradas, y alguna
que otra hasta desagradablemente sorprendida. Pero es un hecho, que hoy no solo
reconocen nuestros aliados, sino también nuestros enemigos; lo reconoce toda la
humanidad.
Podemos decir que también han
sido reconocidos en todo el mundo la genialidad del jefe del pueblo soviético y
el talento de sus colaboradores en el terreno político, diplomático y militar,
económico, cultural y organizativo.
Las grandes victorias del pueblo
soviético en la Guerra Patria causaron una profunda impresión en el público
extranjero y originario un verdadero viraje en su actitud hacia la Unión
Soviética. En todo el globo terrestre no existe hoy un país que despierte tan
profundo interés en el extranjero y que sea observado con tanta atención como
el nuestro. Mucha gente de allende las fronteras, que antes creía todas las
calumniosas fábulas respecto a la Unión Soviética, ha renunciado al viejo
concepto que tenía de nuestro país como de una especia de Estado “Totalitarios”,
es decir, de un Estado donde se encadena toda idea y toda actividad independiente
del hombre.
El mundo entero ha podido ver con
sus propios ojos en los momentos más difíciles para nuestro país se han
desplegado en él con extraordinaria amplitud y del modo más pleno y eficaz las
fuerzas creadoras, la iniciativa y el ingenio de nuestro bien dotado pueblo.
Todo eso no solo se ha podido observar en la conducción de la guerra, sino,
literalmente, en todas las ramas de la vida del Estado. ¿Hay un solo país,
entre los más democráticos del extranjero, que conozca algo parecido?
Allí todo esto ha consternado a
unos y ha despertado en otros un profundo interés y el deseo de estudiar
atentamente el sistema soviético, de conocer sus instituciones y sus hombres.
¿Y el heroísmo de nuestro
ejército rojo, su lucha abnegada y su inaudito valor en la defensa de la Unión
Soviética? ¿Y el heroísmo revelado en el trabajo por nuestra retaguardia, el
esfuerzo intenso y abnegado de las mujeres, de los adolescentes y de los
viejos, muchos de los cuales ya estaban jubilados, pero que en los días de la
guerra retornaron voluntariamente al trabajo? ¿Puede haber algo parecido en
cualquier otro país que no sea la encarnación de la democracia genuinamente
popular? Todo esto demuestra que nuestro pueblo es absolutamente fiel al Poder
soviético, que ha luchado y siempre está dispuesto a luchar hasta el fin, hasta
la última gota de sangre, por el régimen soviético. Todo esto no ha podido por
menos de fijar en la Unión Soviética la atención del resto del mundo.
¿Qué ocurre en nuestro país?
La sangrienta guerra, preñada de
mortal peligro para nuestra liberta, independencia y existencia como Estado
demostró a nuestro pueblo, incluso a la gente más atrasada de las provincias remotas,
que, de no haber sido por el Poder soviético, por la construcción del
socialismo en la URSS, no de haber sido por la dirección del Partido Comunista
y del camarada Stalin, la cosa hubiera terminado con una terrible catástrofe.
Nuestro pueblo jamás ha tenido
como ahora tan plena y clara conciencia de todas la ventajas y de la
superioridad de esta nueva democracia que él ha edificado con sus propias
manos.
No han existido seguramente en la
historia circunstancias más favorables parpara las vastas masas trabajadoras
asimilen la doctrina marista. En efecto: si en momentos de grandes adversidades
el pueblo ha dado muestras de una fidelidad tan profunda a la Unión Soviética y
se ha fundido tan sólidamente con el régimen soviético (que ideológicamente se
basa en la doctrina de Marx, Engels, Lenin y Stalin), se comprende muy bien que
el momento actual es, desde el punto de vista histórico, el más favorable para
la propaganda del marismo-leninismo.
Estas son, en líneas generales,
las condiciones en que nosotros, propagandistas del marxismo, tenemos que
trabajar.
Ya que aquí se han reunido
personas que por su especialidad, por su trabajo, están llamadas precisamente a
difundir las ideas comunistas entre las masas, quisiera exponer ante ellas
cuáles son las formas y los mejores métodos para propagar con mayor eficacia
las ideas comunistas entre los obreros, campesino, los intelectuales, y, especialmente,
entre la juventud.
La enseñanza del marismo-leninismo
y de las ciencias afines es una obra difícil, pero al mismo tiempo muy fecunda,
Lenin decía que la doctrina marxista atrae principalmente debido a que, por una
parte, es la más científica, y, por otra, es revolucionaria.
La enseñanza del marxismo-leninismo
puede realizarse de dos maneras: una creadora y otra, diría yo, abstracta.
¿En qué se diferencia el método
creador, método singularmente difícil, del abstracto? La enseñanza abstracta
significa coger el libro, señala con una uña “desde aquí hasta aquí”, obligar a
leerlo y luego preguntar lo leído a los estudiantes. Este método es el que da
menos resultados, tanto en la enseñanza como en la propaganda y agitación. Cuanto
más abstracto es el discurso de un propagandista o agitador, cuanto más se
alejan sus pensamientos de los objetos concretos, menor es la impresión que
produce.
Las personas pueden asimilar la
doctrina marxista simplemente de un modo mecánico o bien de un modo consciente,
yo diría, orgánico. Nosotros los marxistas, debemos aspirar a que el máximo posible
de gente aprenda concienzudamente la doctrina marxista, la comprende y la
asimile a fondo.
¿Por qué me detengo aquí en la
enseñanza de esta ciencia? Por la sencilla razón de que hoy se considera una
tarea extraordinariamente difícil el estudio del marxismo-leninismo en los
centros de enseñanza superior.
En cierta ocasión estuve
conversando al respecto con un camarada que ocupa un puesto de responsabilidad
y le hice la pregunta siguiente: ¿” Qué le parece si hiciéramos facultativa, en
vez de obligatoria, esta asignatura? Porque, en realidad, el marxismo-leninismo
es la asignatura más interesante y necesaria para todo hombre culto y puede
servir de base para las conferencias más amenas. A mi entender, los estudiantes
deben volcarse a las aulas donde se enseña esta asignatura”.
Mi interlocutor estuvo pensando
un rato y luego me contestó: “Conforme, pero habría que esperar un poco, hasta
que dispongamos de más conferenciantes capaces de hacer realmente atractiva
esta disciplina para los estudiantes). (Risas). Hasta entonces dudo de que
podamos hacerlo, porque en este sentido cojeamos aún”.
Esta conversación evidencia que
ante los profesores de marxismo-leninismo se plantea actualmente una ingente
tarea: mejorar la enseñanza de esta asignatura, dominar métodos creadores de
enseñanza de esta asignatura, una de las más atrayentes.
El marxismo-leninismo es la
auténtica ciencia que estudia la sociedad y las leyes de su desarrollo. Claro que,
aparentemente, de un modo formal una persona puede aprenderla con rapidez. Pero
lo esencial consiste en cómo lo hace.
En cierto sentido el estudio del
marxismo-leninismo se parece al de las matemáticas. Estas son una ciencia
abstracta, si no la más abstracta. Pero ¿cómo se enseña esta ciencia’ Al
principio, los alumnos estudian las reglas y luego se les hace resolver
problemas concretos, puramente prácticos. Pues bien, e estudio del marxismo-leninismo
también debe ser reforzado con hechos concretos, con ejemplos de la vida real.
Vosotros camaradas, sabéis que
algunos profesores de historia, por ejemplo, repiten sencillamente los mismo
hechos y fechas, mientras otros aportan en cada conferencia nuevos datos y
nuevos hechos, comparan lo viejo con la realidad actual, destacando la diferencia
entre el presente y el pasado. Y únicamente si se enfoca as el estudio de la
historia puede la gente aficionarse a esta disciplina y profundizar en ella.
El marxismo-leninismo, más que
cualquier otra asignatura, exige, permítaseme la expresión, que sus tesis
fundamentales sean siempre apoyadas con hechos y problemas concreto. No basta
con aprender la doctrina marxista como asignatura; ay que dominar, además, el
método, aprender a aplicarlo al enjuiciaría los fenómenos sociales. Quizá esto
sea lo más importante. Un hombre puede llegar a conocer la doctrina, asimilar
hasta cierto punto el marxismo, pero no saber aplicarlo al analizar los fenómenos
sociales. Esto es mucho más difícil. Pero, hablando propiamente, el marxismo es
tanto más valioso cuanto mejor sabe aplicar el método marxista a la solución de
problemas concretos.
Supongamos que dos estudiantes se
presentan a rendir examen. Uno de los expone las fórmulas exactamente como
están en el manual, mientras que el otro hace una exposición muy aproximada a
la del libro, acertada en esencia, pero no idéntica a la del manual.
¿Qué juicio me formaría yo de uno
y de otro? Más confianza me inspirarían los conocimientos del segundo y de ningún
modo le pondría una nota inferior a la del primero, que citó de memoria el
texto del manual (animación en la sala). ¿Por qué procedería yo así?
Debemos tender a que nuestros
estudiantes sepan formular ellos mismo sus pensamientos, a que sepan manejar independientemente
su bagaje intelectual, en vez de limitarse a dar citas de los libros; y debemos
evitar por todos los medios que sean, como solía expresarse Plejánov, “BIBLIOTECAS
VOCADAS”.
Sé por experiencia propia que las
formulaciones de los estudiantes regulares suelen ajustarse más al texto que
las de los más dotados. Considero que éste es un fenómeno natural, porque los últimos
aspiran a comprender y crear. El hecho mismo de que creen, de que aspiren a
expresar las ideas marxistas con sus propias palabras, es un gran mérito, y hay
que impulsarlos por esta vía. Aplausos.)
¿Por qué digo esto? ¿Por qué
abogamos tanto por este método? Por la sencilla razón de que no necesitamos
gente que solo conozca la letra del marxismo, que se haya incubado sus tesis
únicamente para examinarse, sino hombres que dominen el método marxista y sepan
aplicarlo en la vida práctica.
El marxismo es el método de la
interpretación científica de los fenómenos sociales. El conocimiento de la
marxismo-leninismo es imprescindible para los hombres que trabajan en todas las
remas de la actividad política, económica y cultural. ¿Acaso no es importante
que un ingeniero, además de dominar bien su especialidad técnica, esté armado
de la teoría del socialismo científico? Dotado de estos conocimientos, enfocará
cada fenómeno de u modo consciente y acertado. La ciencia marxista no solo permite
conocer fenómenos aislados sino formaciones enteras de la sociedad humana.
Basándose en su doctrina, Marx
hizo un brillante análisis de la sociedad capitalista. ¿Creéis que si Marx se
hubiera limitado a exponer la esencia de su doctrina, sin hacer el análisis de
la sociedad capitalista, ocuparía esa doctrina una posición tan elevada como la
que ocupa ahora en las ciencias sociales? Pues bien, si Marx no se limitó a la
mera doctrina, sino que basándose en ella reveló la esencia de toda una
formación, cada profesor, al exponer los fundamentos de la marxismo-leninismo,
debe hacer el correspondiente análisis de los fenómenos sociales, de los
procesos que se operan hoy en nuestra sociedad. Así es como logrará interesar a
la gente. Si el profesor procede al análisis de los fenómenos sociales, su
enseñanza tendrá un carácter creador.
Yo también he sido profesor…,
profesor de marxismo en un círculo clandestino. Pues bien, a veces, al tratar este
o aquel problema, me daba cuenta de que la gente no me entendía bien. Entonces
empecé a recurrir al siguiente método: dedicaba quince minutos a la teoría y
después entablábamos una charla familiar, analizando determinados fenómenos de
la realidad concreta. Y, figuraos, la gente asimilaba fácilmente lo que les
decía. Pero si yo hubiese dedicado la hora entera a exponerles fórmulas y más
fórmulas, el resultado hubiera sido nulo. Ya veis cuán necesario es que el
propagandista recurra a unos u otros métodos para hacer más vivo el estudio y
para que los oyentes comprendan mejor lo que expone. Con mayor razón deben
obrar los profesores de nuestros centros de enseñanza superior.
En esto consiste la enseñanza
creadora.
Naturalmente, esté método
didáctico es muy difícil, hay que prepararse para cada conferencia, reunir y
estudiar el material necesario. Pero en cambio, este método garantiza la
asimilación profunda de los fundamentos del marxismo-leninismo por los
estudiantes, consolidando esta asimilación con el análisis de acontecimientos
concretos, de hechos concretos. Cuando la enseñanza es abstracta no da tales resultados:
el tema se hace desabrido y la gente hasta pierde ganas de estudiarlo, pues no ilustran
hechos concretos.
A los estudiantes habría que
exigirles, además del conocimiento de las tesis fundamentales del marxismo, que
supiesen abordar unos u otros hechos concretos y enjuiciarlos desde el punto de
vista marxista-leninista. Si no se puede hacer eso en las conferencias, en todo
caso sí puede practicarse ampliamente en las clases de control.
V. Lenin exhortaba siempre a
avanzar en el dominio de la teoría marxista. El camarada Stalin nos recuerda
constantemente que la teoría es inseparable de la realidad concreta, y que
siempre se enriquece, refuerza e ilustra brillantemente cuando se estudian a
fondo hechos reales de la vida.
Pues bien, camaradas, me parece
que nosotros (también me incluyo, si no entre los profesores y conferenciantes,
sí entre los predicadores de la teoría comunista) (aplausos) debemos procurar
por todos los medios quelas conferencias de marxismo-leninismo sean por principio,
desde el comienzo hasta el fin, revolucionarias y científicas (tened presentes
estas dos condiciones: ¡revolucionarias y científicas!) e ilustradas con los
más bellos colores con que el hombre es capaz de hacerlo. No olvidéis que la
juventud gusta de las cosas presentadas con belleza. Pero si meditamos un poco,
veremos que no puede haber nada más bello que las ideas del marxismo-leninismo,
pues éstas son las ideas de una creación ilimitada. Y en este terreno se abren
ante nosotros las más amplias perspectivas. Pero éstas os imponen una seria
labor: la creación. Procurad evitar en todo lo posible el sistema del “desde
aquí hasta aquí”.
Pienso que con el esfuerzo común
aprovecharemos el estado tan favorable de la mentalidad del pueblo, que he
señalado al comienzo, para, en la medida de nuestras posibilidades, arraigar
más intensa y profundamente en el cerebro de la clase obrera, del campesinado y
de la intelectualidad las ideas del marxismo-leninismo.
Os deseo, camaradas, que dominéis
plenamente el método fecundo de la enseñanza y os aseguro que entonces convertiréis
los fundamentos del marxismo-leninismo en la asignatura más interesante y
atractiva de los programas de nuestros centros de enseñanza superior.
Los obreros y campesinos de
nuestro país están dispuestos a entregarlo todo por el Poder soviético.
(Aplausos) Apliquemos, pues,
todas nuestras energías para enriquecer e iluminar aún más intensamente a los
trabajadores de nuestro país con los ideales del marxismo-leninismo. (Aplausos)
Revista “Propagandist”, núm. 17,
de 1945