La acelerada degradación del medio ambiente por la que atraviesa el mundo, nos exige a las nuevas generaciones entender a profundidad sus causas y consecuencias, para poder tomar partida en transformarlas, esta perspectiva no puede tener otra vía que no sea luchar contra el sistema capitalista.
Una Huelga Global contra el cambio climático ha sido convocada para el próximo 20 de septiembre por uno de los movimientos ambientalistas de mayor impacto en los últimos años, encabezado mediáticamente por una joven sueca de 16 años de nombre Greta Thunberg. Esta acción se convoca luego de que miles de jóvenes participaran en los “viernes por el futuro”, que implicaron huelgas estudiantiles y acciones en 1600 ciudades del mundo en el mes de Mayo.
En Inglaterra las demandas planteadas por el movimiento fueron declarar la “emergencia climática”, emprender medidas para lograr una justicia en materia climática, modificar el curriculum escolar, para que la crisis ecológica pase a ser una prioridad de la educación pública, hacer más para comunicar la gravedad del problema a la sociedad en general y fijar la edad de voto a los 16 años.
En estas demandas generales asumidas por la juventud se concentra un importante potencial político, que ha buscado ser capitalizado por diversos sectores e intereses, la misma Greta participó en una conferencia sobre el cambio climático organizada en Viena por el derechista Arnold Schwarzenegger, exgobernador de California por el Partido Republicano, mientras que del lado de los demócratas en EU se ha proyectado a Alexandria Ocasio-Cortez congresista de 29 años, que promueve el Nuevo Acuerdo Verde de este Partido como uno de los ejes para el próximo proceso electoral, esta congresista se entrevistó recientemente con Greta, buscando en esta y otras acciones capitalizar el voto juvenil.
Como puede observarse, en un momento crítico para frenar el cambio climático, los principales responsables se han vestido de verde, políticos y grandes empresas buscan que la responsabilidad recaiga en todos, mientras las ganancias a costa de la naturaleza quedan en sus manos; estos intereses se expresan en campañas y prácticas de ONGś, que buscan evadir la esencia del sistema para intentar reformarlo.
El capitalismo es un sistema de explotación, sobre-producción y acumulación en cada vez menos manos, en su condición esencial la naturaleza, los trabajadores, la juventud y lo pueblos quedan en último termino, pues lo único sagrado es la ganancia, basta ver como mientras los medios convencen al pueblo de lo irresponsable que es consumir plásticos, las grandes empresas provocan desastres naturales a gran escala que como en el caso de Grupo México con el derrame en el río Sonora y el reciente derrame de ácido en el Mar de Cortés, también han afectado la salud y la vida de miles de personas. La voracidad con la que los intereses privados se imponen implican también ataque a pueblos y defensores del medio ambiente, en México se reportaron 49 agresiones en 2018, de estos 16 fueron homicidios.
A otra escala los EU con Trump han abandonado el acuerdo de París, que preveía reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, un acuerdo entre países que en escencia descarga la responsabilidad de atención al problema climático en el pueblo, pues busca emplear los recursos públicos de los estados para atender los efectos del cambio climático y las emisiones de gases que en un 70 porciento son responsabilidad de 100 empresas. Ni siquiera en lo limitado de este tratado los EU se han señido, por el contrario buscan crecer su producción y su industria de guerra, según estudios, si las fuerzas armadas de EU fueran un país, solo su consumo de combustible las situaría en el puesto 47 de los principales emisores de gases de efecto invernadero del mundo, entre Perú y Portugal.
Frente a esta dimensión y el plazo crítico de 12 años estimado para modificar la generación de contaminación las medidas enfocadas principalmente a las clases medias que preveen modificar el consumo son paliativos que buscan enajenar a la población de la principal problemática, y de un elemento fundamental, la lucha de clases. Mientras los más pobres son los que menos contribuyen al cambio climático, son los más afectados por estos cambios, los efectos en el ambiente pueden derivar en los próximos años en la muerte de millones de personas imposibilitadas económicamente para encontrar mejores condiciones de vida, por ello es imprescindible que está crisis ambiental se enfrente con revolución social, y esta consigna se levante en medio de las luchas que la juventud está dando, solo en el socialismo a través de una economía planificada, produciendo en torno a los intereses sociales, podrá reencontrar el hombre con la naturaleza.