Sobre
la reelección de Graue en la UNAM
Nuevamente
se vuelve a perpetuar un acto de total antidemocracia, el cambio de
rector en la UNAM sigue siendo un proceso en el que la comunidad
estudiantil sale sobrando. Las altas cúpulas de poder enquistadas en
la UNAM por varias décadas, no hacen más que una simulación de lo
que debería ser un ejercicio de toma de decisión amplia de la
comunidad universitaria en su conjunto. La reelección de Enrique
Graue, es un proceso de continuidad de la política neoliberal más
reaccionaria y recalcitrante. El candidato del PRI a la rectoría de
la UNAM, ahora hace un pacto con el gobierno de la supuesta 4ª
transformación para lograr culminar lo que en otros años no han
podido hacer, gracias a la lucha del sector estudiantil, que es la
completa privatización de la educación pública en el nivel medio
superior y superior.
Con
Enrique Graue se continúa también una política de indiferencia a
las necesidades de las comunidades estudiantiles de la UNAM que se
organizan y salen a pelea callejera por mejorar sus condiciones de
estudio. Una política machista que no le interesa resolver los casos
de feminicidios y violencia dentro de las aulas. Se mantiene una
política de represión hacia los espacios estudiantiles organizados.
Con Graue es más que evidente que se mantendrá la misma receta del
porrismo hacia las problemáticas en las escuelas.
Los
intereses que representa el rector, no son los de los hijos de
trabajadores que buscan entrar a la universidad para luchar por una
nueva vida, sino los intereses de la COPARMEX, de la ANUIES, del FMI,
de los grandes empresarios que ven en la educación una mercancía
para satisfacer de mano de obra calificada de las grandes empresas y
revertir la tendencia decreciente de la taza de ganancia.
Ante
este panorama, vuelve a ponerse en el orden del día, la gran tarea
del sector estudiantil en la UNAM, de construir los cimientos para
levantar organizaciones estudiantiles de carácter permanente,
democráticas, amplias y que agrupen a los estudiantes en cada
escuela y facultad. Es momento de superar la crisis histórica en que
se encuentra el movimiento estudiantil, de superar los núcleos
aislados y atomizados, para pasar al momento de la construcción de
las federaciones estudiantiles como en toda América Latina. Sin
organizaciones estudiantiles de este carácter las luchas seguirán
siendo espontaneas y estériles. Necesitamos forjar las armas que nos
permitan defender la educación pública en todo el país.