
Una de las cuestiones
fundamentales sonadas en este gobierno encabezado por Andrés Manuel López
Obrador y su partido Morena, fue la implementación de dos programas de
transferencia: el caso de la educación media y superior de las becas llamado
“Jóvenes escribiendo el futuro” y el destinado a lo laboral: “Jóvenes
construyendo el futuro”.
Es este último como se ha
señalado con anterioridad el cual tiene una significación especial al no ser
simplemente una beca, siguiendo de cerca su utilidad más allá de la propaganda
oficial, se ha expuesto, el beneficio palpable se va en su mayoría a los grandes capitales del país, quienes
sedientos de ganancia han accedido a “capacitar” a una masa considerable de personas
de edades tempranas quienes no tuvieron una salida en el mercado de trabajo ni
menos aun en la cada vez más limitada oferta educativa.
A inicios de este año la
Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), anunció una estrategia llamada
Mes 13, en ella se contemplaba la posibilidad de brindar un empleo formal a los
aprendices vinculados en el programa social, o bien en otras dos salidas: el
autoempleo y reanudar sus estudios.
Pongamos atención en lo anterior
mencionado, ofrecer fuerza de trabajo gratuita a los grandes capitales no ha
sido en absoluto un caso fortuito, al contrario recordemos que un sector de los
capitales tanto nacionales como extranjeros dieron el visto bueno al gobierno
de Morena, quedó como anillo al dedo para empresas como FEMSA por mencionar
alguna, monstruos del capital con tintes monopólicos los cuales no son capaces
siquiera de garantizar la estabilidad de sus empleados, ¿Será de su interés
emplear jóvenes con escasa experiencia y poca especialización?, en las
condiciones actuales de la ya evidente crisis económica global causada por el
virus Covid-19 ¿Podrá absorber esa cantidad de desempleados?, la respuesta es
tajante y es un ¡no! rotundo, los objetivos de la burguesía nunca han sido los
del bienestar social, y no lo serán, esa no es su lógica ni su lenguaje, la
acumulación y la ganancia es el móvil aun con las dulces palabras del gobierno
socialdemócrata.
Por otro lado disfrazar la
informalidad en la cual se pueda caer llamándolo autoempleo ha sido una de las
formas elegantes de no poner en evidencia la naturaleza de corto plazo de esta
estrategia, engrosar las estadísticas de la precariedad con esa etiqueta no es
ninguna esperanza para los más jóvenes, como también es un total descaro poner
en posibilidad el reanudar los estudios, cuando en educación media y superior
las matrículas de las principales universidades no han tenido un aumento
significativo, y ni qué decir del presupuesto destinado, entre la corrupción y
falta de recursos vemos cómo se hunden universidades en todo el país.
La posibilidad de ofrecer
microcréditos en el programa “Tandas para el bienestar”, es también una de las
salidas ofrecidas a los egresados de aprendices en los centros de trabajo,
créditos de $6,000 con posibilidades de
llegar a $15,000, para poner un negocio, en este sentido el panorama es todavía
más turbio en donde la mayoría de pequeñas y microempresas no supera los cinco
años de vida, esto es por una razón simple, la libre entrada de empresas a los
mercados es una ilusión, y el poderío de los monopolios termina quebrando a las
pequeñas empresas, el capitalismo no es para todos, es para una minoría de poco
menos del 1% de la población nacional, así se evidencia la concentración y
centralización de capital.
Ante este panorama y haciendo
énfasis al futuro más cercano en un escenario de crisis profunda provocada por
la contingencia sanitaria mundial, con la amenaza del recrudecimiento de
medidas de austeridad y también recientemente con la militarización en puerta,
toca alzar la voz y la movilización, desde todos los sectores de la población
en situación de precarización, los jóvenes de la mano de los trabajadores, de
quienes cargan en la espalda el peso de las crisis y las enfermedades, de los
que no tienen acceso a la salud ni a un trabajo digno (o siquiera indigno), el
capitalismo como sistema económico no caerá por sí solo y solo bajo la guía de
un programa amplio y popular, que abrace las exigencias de las masas
proletarias, en la Unión de la Juventud Revolucionaria de México llamamos a la
movilización, a la acción y a la organización.
¡Que la crisis la peguen los
ricos!