A LAS Y LOS JÓVENES CONSTRUYENDO EL FUTURO
Egresados y aprendices en activo del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro, debemos tener en claro que el desempleo juvenil no se revertirá durante la contingencia sanitaria por COVID-19.
Egresados y aprendices en activo del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro, debemos tener en claro que el desempleo juvenil no se revertirá durante la contingencia sanitaria por COVID-19.
Durante la última semana de mayo la Organización Internacional del Trabajo (OIT) alertó sobre esta problemática a escala global, especialmente agravada por la emergencia sanitaria.
En el mundo 1 de cada 6 jóvenes menores de 29 años en edad de trabajar
fue despedido a razón del cierre de su centro de trabajo o recorte de
personal durante la contingencia por #COVID19 y aquellos que pudieron conservar sus empleos han experimentado reducciones en sus ingresos salariales, reportó en su informe.
En México, está problemática es aún más compleja si se clasifica la
población joven por estrato socioeconómico. En el país hay 890,416
jóvenes menores de 29 años en edad de trabajar, de los cuales el 64.5%
(632,468) pertenecen a los estratos socioeconómicos bajos y medios
bajos.
En México la mitad de los desocupados pertenecen a un solo grupo, el de
jóvenes de entre 15 a 29 años, mientras que la mitad restante se
distribuye en tres grupos que engloban al resto de adultos jóvenes,
adultos mayores y personas de la tercera edad, de acuerdo con cifras de
la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi.
Nuestra organización ha
hecho mención sobre las salidas que se ofrecen en el régimen de la
llamada Cuarta Transformación, la primera conocida como Jóvenes
Construyendo el Futuro (JCF), la cual tuvo una repercusión mediática
fuerte para paliar los despidos juveniles que en este trimestre
alcanzó el 39% según datos otorgados por INEGI, se tomó como
excusa la crisis generada por el virus Covid-19.
Con este programa se
planteó qué ocurriría con los egresados, recordemos se anunció la
implementación del “mes 13” para buscar ocupar o dar un lugar a
estos jóvenes para continuar sus estudios, en este sentido los
microcréditos otorgados por la Secretaría de Economía a través de
las “Tandas para el Bienestar” se impulsaron como una forma de
mantener un hilo de ocupación y así, la población que buscase
impulsar un negocio propio lo pidiera realizar con un préstamo
ínfimo de 6 mil hasta 15 mil pesos.
Los resultados obtenidos
para el año anterior nos muestran que existen 204 mil 584 egresados
de JCF, esto anunciado por la Secretaria del Trabajo, de este número
solo el 29% se quedó a laborar en las empresas o dependencias dónde
los recibieron, 27% en desempleo, 11% reanudó sus estudios y el 32%
tiene intenciones de formar un negocio, esto según la dependencia
señalada, teniendo esta información se observa que del total de
jóvenes entrantes a este programa prácticamente más del 60% no
tiene empleo ni posibilidades de estudiar.
Siguiendo con este
comportamiento, la apuesta a las Tandas de Bienestar se piensa como
una carta fuerte para nuestro sector, pero el panorama es poco
alentador, el 71% de éstos créditos para el año anterior fue
destinado para mujeres, no siendo este el problema, sino que se
reportó fue usado para gastos del hogar y no para iniciar un
negocio, una consecuencia natural podríamos asegurar, ya que la gran
parte de la población en México vive en la informalidad y bajo un
umbral de pobreza, el consumo en bienes necesarios es tan fuerte que
no llega a su destino, y ni qué decir de la baja productividad de
los negocios que pueden poner, esto solo conduce a la inevitable
quiebra y al círculo vicioso de precariedad.
Al igual que JCF las
Tandas se concentran en los estados con mayores número de población
en pobreza clasificada en algún tipo, Oaxaca, Chiapas, Veracruz,
Tabasco, son algunos de ellos, ahí se destinó el 70% de las tandas
totales en el 2019.
Ante este panorama
obscuro, llamamos a la juventud a tomarnos las calles, con las medidas sanitarias recomendadas, para acceder a condiciones no precarias de educación y trabajo, durante y posterior a la contingencia sanitaria.
Consideramos que lo primero es generar vínculos organizativos entre la juventud en cada centro de capacitación, para salir a las calles juntos y exigir del régimen de la Cuarta Transformación, que vía la Secretaria del Trabajo y Previsión Social:
1) Ingresen a la plataforma centros de trabajo ÚNICAMENTE los que asuman compromisos económicos durante la capacitación, es decir que el Estado asuma el pago puntual del 100% de la beca al mes y los capacitadores paguen a cada joven, el salario mínimo por jornada laboral.
2) Para quienes se encuentran en el mes 13 o egresaron del programa: Es
necesario demandar proyectos con un carácter distinto al endeudamiento
de las Tandas para el Bienestar, que aunque no generen intereses no
representan una salida efectiva frente a la crisis actual, con 6 mil pesos iniciales de crédito ¿Qué
micronegocio puede levantarse durante la contingencia que permita emplear a trabajadores, cuente con
infraestructura propia, permiso de operación para la producción venta y distribución?
En este sentido, nosotros proponemos que:
Al egresar del programa y hasta por un año quiénes no hayan sido contratados en el centro de trabajo que se capacitaron, porque buscan una mejor opción, cuenten con el apoyo económico del Estado, permitiendo impulsar
proyectos productivos a largo plazo, como el caso de cooperativas, de tal manera que parcialmente se pueda resolver la sobrevivencia de los jóvenes.
4) A partir del mes 13 sea obligación establecer relación laboral, es decir, se garantice la contratación colectiva de trabajo a la juventud que comprueba obtuvo la constancia de capacitación exitosa, de tal forma que partir del mes 13 cada joven capacitado acceda al goce de derechos laborales
como el aguinaldo.
5) Para los que egresan y retoman sus estudios, planteamos debe ser necesario recortar el recurso destinado a la militarización del país y sea canalizado al aumento al presupuesto para la educación pública para avanzar con el plan nacional de gratuidad de la educación, cero rechazados de las Universidades Públicas.