El neoliberalismo en el tema de pensiones se ha volcado en constituir un nuevo sistema de ahorro para el retiro, las Afores, que en si ha financiarizado el ahorro forzado de los trabajadores. Se ha transitado de un sistema de pensiones administrado por el estado a uno mixto (privada y pública) orientado por los estándares marcados por organismos internacionales como el Banco Mundial. Entro en vigor con las reformas del IMSS de 1995 y del ISSSTE en 2007 las cuales fracturaron el soporte intergeneracional que garantizaba las jubilaciones. Y en su lugar adopta el sistema de capitalización individualizada inaugurado en Chile.
El actual esquema de pensiones ha desprovisto a los trabajadores porque en esencia usa a estos para asegurar una política macroeconómica estable. Lo que de fondo hizo fue darle solidez al afectado sistema bancario, es decir, se capitalizó a los bancos para que estos puedan financiar la demanda de crédito del sector privado. Así lo demuestra la concentración de las cuentas en Bancomer, Santander y Banamex. Al respecto de las comisiones que cobran los bancos por la administración de estas cuentas, las de México son de las más caras supera al doble el promedio de Chile que es de 0.54%. De acuerdo con la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR) la comisión actual más alta cobrada en México es de 0.98% en Coppel y Banco Azteca.
Bajo este esquema de administración mixta de las pensiones, desaparece toda dimensión de prestación social y se trasforma en un mecanismo que declara la obligatoriedad del ahorro para el retiro, ellos dicen que es voluntario en realidad es forzoso. Antes los trabajadores podían aspirar a recibir una pensión equivalente al 85% de su ultimo salario, bajo el nuevo esquema solo el 25%. Es decir que, si un trabajador actualmente gana 10 mil pesos y hace las aportaciones mínimas, a sus 65 años sólo obtendrá 2 mil 600 pesos de pensión al mes. Hay que tener en cuenta que el 70% de los mexicanos ganan menos de tres salarios mínimos, y nos guste o no, estamos frente a un sistema perverso, pues si un trabajador gana poco ahorra poco y acabará con una miserable pensión.
En nuestro país las aportaciones al sistema de retiro (Afores) son de las más bajas de Latinoamérica y del mundo, pues la proporción del salario que se va a este fondo de ahorro es de apenas del 6.5 por ciento. Este porcentaje se compone de la siguiente forma: el trabajador aporta 1.125 por ciento, el empleador 5.15 por ciento y el 0.225 por ciento lo pone el gobierno Ahora con la nueva reforma presentada recientemente las aportaciones de los patrones pasarán de 5.15% a 13.87% de forma paulatina.
El futuro para la juventud no se ve alentador. Tan solo la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) estimó que sólo 25% de la “generación Afore”, aquellos que cotizaron a partir de 1997, lograrán cumplir el total de semanas para alcanzar una pensión mínima garantizada, es decir, apenas el 4% de la población mexicana.
¿Pero a qué se debe la crisis del sistema de pensiones al que supuestamente han respondido las reformas? Al decrecimiento de las cotizaciones; problema irresoluble por la propia lógica del sistema capitalista, pues la rentabilidad no puede mermar y las prestaciones pueden esperar. La baja participación de las aportaciones es consecuencia del deterioro histórico del salario real y del desplazamiento de a la mano de obra parada a los sectores informales. Este problema solo se ira complicando en la medida que crece el empleo informal y que a consecuencia de la crisis arroja a cientos al desempleo. Por otra parte, como producto de las nuevas formas de contratación, terciarización o outsourcing, formalizadas en la reforma laboral de EPN y consolidadas en el régimen de AMLO, han quedado afectadas totalmente las formas de cotización de los jóvenes. La terciarización reduce el costo de la fuerza de trabajo y permite que, en una misma empresa, coexistan trabajadores con las mismas funciones, pero con salarios y prestaciones diferentes. Así el patrón se ve beneficiado al cotizar menos de lo que debería, es decir a permitido una evasión generalizada. Es evidente que este esquema neoliberal de las pensiones solo ha favorecido a la patronal en detrimento de los trabajadores.
El futuro que requiere la juventud es incompatible con el rumbo del capitalismo, las crisis solo recrudecerán su incapacidad de asegurar una pensión digna. La solución no está en aumentar las fechas de retiro. El sistema Afores está condenado al fracaso. La salida tiene que atentar contra el capital. Requerimos erradicar el sistema de capitalización individualizada, aunado a su poca cobertura bajo este sistema las diferencias entre los estratos de mayores y menores ingresos se hacen más marcadas en el tamaño de sus pensiones. Ante esto y el outsourcing oponer contratos colectivos, pues solo a través de estos instrumentos se han cristalizado las demandas y necesidades de las mayorías. Debemos pugnar por un sistema que fije el monto del retiro al 100% del salario. Aumentar las contribuciones de la patronal 10% más. En cuanto al pago público de pensiones destinar el 10%. Actualmente México destina el 4% del PIB, contra, por ejemplo, gastos de 16% en Italia y Grecia. Hay que reconstruir otro sistema que anteponga la solidaridad entre generaciones y la dignidad humana. La juventud reclama trabajo, salarios y pensiones solo podrá ser fortaleciendo la representación de los trabajadores, solo será podrá ser cuando el pueblo administre y tome el poder.