Desde hace poco más de dos años iniciamos una experiencia de trabajo en la CDMX, en uno de los sectores más marginados de la sociedad, las personas en situación de calle. Dichas personas, trabajadoras de la central de abastos, tomaron dos bajo puentes de la alcaldía Iztapalapa hace 10 años, quienes se han organizado en el FPR para luchar por una vivienda y trabajo dignos. La labor de la UJRM consistía en impartir talleres de regularización entre los niños y adolescentes que aún iban a la escuela, posteriormente fuimos incluyendo un taller de electricidad para los jóvenes que no querían continuar estudiando y que les permitiera prepararse en un oficio. A la par de esto, otros activistas y colectivos como URTARTE también intervenían en diversas actividades artístico culturales.

Debido a las condiciones tan precarias en las que se encuentran estos espacios, tuvimos la iniciativa de un proyecto para poder mejorar dichas condiciones, de modo que las actividades alcanzaran mayor impulso. Es así como se crea la Fábrica de artes y oficios Niños sin techo, como una forma de cohesionar y centralizar el trabajo de los camaradas que ya venían interviniendo los bajo puentes. Mediante la lucha en las calles logramos meter a concursar el proyecto a un programa de la secretaria de cultura de la CDMX, de esa forma obtuvimos los recursos para poder obtener materiales y equipos para impartir los talleres de encuadernación artística, electricidad, herrería y de capacitación para alfabetizadores.


Sin embargo, la pandemia provocó que se modificarán las dinámicas del trabajo presencial, por lo que los talleres se tuvieron que impartir de forma virtual. Esto fue una desventaja, los compañeros no cuentan con las condiciones para sumarse a esta modalidad, de modo que se tuvo que trabajar distinto, sin perder el vínculo con estos espacios. Hemos podido explorar las nuevas herramientas con las que contamos para hacer el trabajo de la UJRM, que nos ayuden a acercar a nuevos jóvenes con el interés de organizarse y luchar por el acceso al trabajo.  

De igual manera nos abre una trinchera nueva en el marco de esta crisis, la cual debemos aprovechar y explotar para poder posicionar a nuestra organización y crecer su influencia como un referente capaz de atender la demanda de trabajo juvenil. La perspectiva que ahora tenemos, para el siguiente periodo de lucha de clases es retomar los talleres de manera presencial, fortalecer dichos espacios de organización para llegar a más personas. Unirnos con más talleristas, desarrollar el proyecto para volver a competir en dicho programa, con la intención de que en esta segunda etapa podamos construir dos cubículos dentro del bajo puente y mejorar la instalación eléctrica, lo cual nos ayude a tener un espacio más óptimo para vivienda, estudio y trabajo e ir avanzando en la creación del local de la organización de trabajadores de la central de abastos.



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¡Para el pueblo salud, pan, educación y trabajo! Y que la crisis la paguen los ricos.