El proceso electoral forma de a vida democrática burguesa de nuestro país como muestra de que los habitantes del mismo tienen la “libertad” de elegir a sus gobernantes. Los candidatos y partidos políticos están en plena campaña, promoviendo sus propuestas burguesas y buscando el respaldo de la ciudadanía.

El ambiente político está cargado de expectativas y debates sobre los temas más relevantes para la sociedad mexicana, como la seguridad, la economía,la educación y el medio ambiente. 

En México, somos 26.2 millones de jóvenes de entre 18 y 29 años de edad, los que tendremos la posibilidad de votar en las elecciones de 2024. Durante esta “veda” electoral, veremos en no pocos candidatos, las más variadas formas de demostrar “buenas intenciones” para mendigar nuestro voto: desde limpiar las calles, usar trasporte público,presentarse en eventos masivos, dar regalos, salvar animalitos y una larga lista de “humildad”, que después de las elecciones dejarán de hacer. 

La vida cotidiana de la juventud no está a salvo de todo este teatro electoral, pues existen actores políticos que utilizan la energía de los jóvenes, usándolos como consumidores de propaganda y de mentiras. A este proceso electoral le han dado suma importancia y para muchos jóvenes será la primera ocasión en asistir a las urnas; el voto de la juventud representa un 30% del padrón a nivel nacional, por lo que nuestro voto cuenta y cuesta mucho. Además,somos el sector más atractivo para los postulantes a cargos públicos, pero así mismo es el sector que es más complicado de convencer debido a la cantidad de fuentes de información a la que somos capaces de acceder para enterarnos de la actualidad. 


Destaca la falta de inclusión y participación efectiva de la juventud en el proceso electoral y en general en la vida democrática burguesa. A menudo, los jóvenes enfrentan barreras para acceder al sistema político, ya sea debido a la falta de representación en los partidos tradicionales o obstáculos legales que dificultan su participación en la contienda electoral. Esta situación genera desencanto y apatía entre la juventud.

Es importante tener siempre presente que predominan de intereses económicos de los grandes capitales en la política nacional, con influencia del dinero en las campañas electorales y en la toma de decisiones gubernamentales. Esta situación no solo socava la soberanía popular, sino que también perpetúa un modelo de desarrollo desigual e insostenible. Y como el mundo no gira gracias a las buenas intenciones de estos ciudadanos, la lucha callejera y la organización juvenil por la construcción de un mundo y un modelo económico de nuevo tipo, recobran mayor fuerza.