La juventud en el mundo se conforma de 1,804 millones de personas de entre los 15 y 29 años, pero el potencial de los jóvenes no está solo en su número. Esta etapa de la vida en la que nos cuestionamos lo que siempre vimos normal en la familia y en la sociedad nos dota de nuevas experiencias,  también nos forjamos una conciencia haciendo verdad lo que dijo Salvador Allende “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”. 

El ímpetu revolucionario es el gran potencial de la juventud. Los jóvenes siempre han estado presentes en las luchas populares y en ellas se han templado los cuadros revolucionarios que se han sumado a la causa del proletariado. Sin embrago, la juventud vive las mas crudas consecuencias de un sistema desigual que tiene como base la explotación, también es víctima de la influencia de la ideología burguesa que busca extinguir sus sueños y acciones por un cambio. 

Las organizaciones revolucionarias nos planteamos desmontar las mentiras con la que la burguesía busca influir en los jóvenes y demostrar que solamente con la organización y lucha la juventud se podrá liberar de todas sus ataduras. 

La juventud necesita de una organización propia que le permita luchar por sus demandas inmediatas como el derecho a la educación y la cultura, empleo digno, seguridad social, acceso al arte, etc., pero también lo haga parte de las luchas de los demás sectores de la clase trabajadora; teniendo como objetivo la construcción del socialismo. 

La organización de la juventud revolucionaria debe ser democrática, disciplinada y con un programa claro,  abierta para cada joven que quiera luchar por un mundo nuevo, esta debe servir de escuela donde se difundan las ideas mas avanzadas humanidad proporcionadas por la ciencia en el campo natural y social para la transformación de la realidad. 

Este 12 de agosto celebremos el Día Internacional de la Juventud organizados y luchando.