En semanas recientes, nos hemos encontrado con hechos muy sonados mediáticamente y que giran en torno a la Universidad Nacional Autónoma de México, siendo esto el mero reflejo de la situación de la educación pública a nivel nacional, de forma específica a problemas que atañen a la educación media superior y superior.
Un acontecimiento en la mira de diversos grupos de interés político y el cual tomamos como punto de referencia para enunciar todas las situaciones desatadas fue la de la elección del Rector de ésta universidad, cabe resaltar que al tener en cuenta los posibles candidatos a ocupar el cargo se fueron descartando de a poco algunos de los más sonados hasta terminar en una terna conformada por Angélica Cuéllar Vázquez, Enrique Luis Graue Wiechers y Pedro Salazar Ugarte, la primera Directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, el segundo el Rector en el cargo en aquel momento y por último el Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas.
La constante entre los tres candidatos definitivos fue la total o parcial falta de arraigo entre la comunidad, puesto que estos cargos han estado marcados por falta de resultados y de una atención real a las problemáticas universitarias.
La UNAM comparte los mismos problemas graves que atraviesan instituciones educativas de todo el país, destacando la falta de presupuesto, la no transparencia de éste, la inseguridad, la violencia en todos sus agregados con mención particular a la de género y una de las que más eco tomó fue la falta de la democratización, siendo factor para mantener en la cúpula de los altos mandos a elementos abiertamente alineados a sectores de la burguesía mexicana.
Esto ha tenido como resultado la organización de la comunidad, tanto trabajadores como estudiantes y académicos buscaron una salida para mostrar su preocupación a los problemas que se tienen y el rechazo a las insuficientes medidas dadas por las autoridades, esta organización no ha sido homogénea, y parte de la fragmentación de grupos organizados con distintas formas de evaluar la actualidad y también de actuar.
El hartazgo generalizado ha llegado a tal punto que en planteles del nivel medio superior de los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH) y las preparatorias de la UNAM se tomaran medidas más directas, los paros indefinidos o parciales han abundado durante este fin del periodo escolar, Preparatorias como la 5,2 y 9 denunciaron los casos de violencia de género como una de las demandas inmediatas a resolver, principalmente estas agresiones encubiertas por las autoridades, lo mismo ocurrió en facultades del campus central de la Ciudad Universitaria como la Facultad de Filosofía y Letras, y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
Los modos de organización estudiantil tuvieron eco en procesos como la Consulta por la Democratización de la Universidad la cual en la segunda semana de noviembre fue llevada a cabo y se tocaron temas que no solo abarcaron la anunciada reelección del rector, sino todas las ya mencionadas anteriormente. Es así como la comunidad en general dio a conocer su rechazó con los datos obtenidos, donde la gran mayoría de los encuestados estaba en total desacuerdo en cómo se maneja la universidad a nivel administrativo, diferentes organizaciones políticas participamos en este esfuerzo, entre ellas la UJRM, quien, junto con compañeros de la Unión General de Trabajadores de México, impulsamos su realización desde la primera asamblea convocada y celebrada en la Faculta de Economía.
Como fue de esperarse el resultado dado por el organismo encargado de la elección del Rector tomó un giro totalmente antidemocrático, siendo reelegido Enrique Graue, anunciada la decisión el día 8 de noviembre de este año, el descontento estudiantil se hizo evidente.
Una forma de canalización identificada, fue el actuar de los grupos reivindicados como anarquistas en la universidad, quienes en distintas movilizaciones con fin en la Rectoría de la universidad culminaron en conatos de “acción directa”, una forma totalmente desorganizada y espontanea, donde se busca una forma de propaganda a través del uso de la fuerza, esto ha tenido una repercusión fuerte en todos los sentidos, ya que esta forma ideológica parece arraigarse cada vez más en la comunidad estudiantil más joven, y si bien han logrado mediáticamente poner en escena algunos problemas, ponen en vulnerabilidad en el largo plazo al movimiento estudiantil, donde la respuesta directa de los altos mandos ha sido pensar en conformar cuerpos de represión profesionales dentro de los planteles, como así lo dio a conocer el reelecto Rector en declaraciones recientes.
Esto nos pone a los estudiantes organizados a fortalecer distintas tareas, una de ellas es consolidar las fuerzas políticas y concentrar las demandas de este sector, no solo a nivel universidad sino también a nivel nacional, crear un mecanismo de cohesión que nos lleve al vínculo directo con el grueso estudiantil que se muestra hoy vital para contener y avanzar en la búsqueda de resolución a las demandas, es así como se hacen intentos de esto como la próxima Reunión Estudiantil convocada para el jueves 28 de noviembre en la Facultad de Economía de la UNAM, para dar forma a nuestras exigencias y sobre todo dotar de una forma permanente la organización estudiantil.