Hace un mes que se decretó la emergencia sanitaria a nivel nacional, los efectos que la pandemia debida al SARS Cov-2, en conjunto con la crisis económica a nivel mundial, están dejando los mayores estragos en los hombros sobre la juventud trabajadora; según datos del IMSS, en México, en las cifras de nuevos desempleados, la juventud ocupa el 39%, se trata de jóvenes de 20 a 29 años, la mayoría ha sido despedido sin liquidación de acuerdo a la ley.

La crisis se está agravando con la pandemia, en nuestro país, había 15 millones de jóvenes (18-30 años) ocupados, de los cuales el 59.5 % de ellos, casi 9 millones, labora en el sector informal, de acuerdo con datos difundidos por el Inegi 2019. El 51 % del sector joven de la población que tiene un empleo en la informalidad, es decir poco más de la mitad del sector, no cuenta con seguridad social, prestaciones y perciben bajos salarios; enfrentan una situación de precarierdad laboral.

La única alternativa del gobierno de la Cuarta Transformación, es dar becas de 3,748 pesos por 12 meses, a 2 millones 600 mil jóvenes, con goce de servicio médico, estos recursos vienen del pueblo, y serán garantizados durante la contingencia -según la secretaría del trabajo federal-, la capacitación será a distancia en los sectores no esenciales.

Es claro el comportamiento del gobierno, priorizando el apoyo a grandes empresarios, dejando medidas irrisorias e improvisadas para el grueso de la población, los centros de capacitación registrados son empresas privadas el 70%, el 20% instituciones del estado y pequeñas empresas, y el 10% por las A.C y ONGs.

Las condiciones actuales son tan críticas que mantener como único compromiso de los empleadores, el otorgar una carta de recomendación, un papel de capacitación exitosa al término del año, no garantiza el acceso al trabajo. Hoy debemos hacer pagar la crisis a los empresarios, a todos los ricos que están sacando ventaja de esta contingencia.

Hacemos un llamado a luchar por la obligatoriedad para que los empresarios aporten económicamente para la capacitación, a que garanticen la contratación colectiva a partir del mes 13. A ampliar el reconocimiento y registro de centros de trabajo de las pequeñas y medianas empresas, de los trabajos que generan un bien colectivo, en el campo y en la ciudad, ampliar el acceso a la juventud para aquellos que cuentan con estudios profesionales y que no ha encontrado empleo por considerarles subcalificados. Mientras el 70% de los centros de trabajo sea controlado por las empresas privadas y subsidiado al 100% por el Estado vía el erario público, los beneficios serán potencialmente para unos cuantos.

En el plan del gobierno federal para disminuir el impacto de la crisis no notamos estas medidas, solo mayores privilegios de la patronal hacia los trabajadores, ningún compromiso para el futuro de la juventud. No hay medidas reales para hacer contrapeso a los despidos masivos de mano de obra juvenil.

Ante este escenario, el papel de los jóvenes es fundamental, la única salida que tenemos para enfrentar esta crisis, es la organización y lucha. Es necesario mantener una agitación constante en redes sociales, la denuncia por despidos injustificados, hacer eco de las voces que se organizan bajo la sana distancia y salen a protestar en las calles, muchos son in visibilizadas por los medios de difusión de la verdad de los grupos económicos y por el mismo régimen.

Difundir información verídica con sustento científico para combatir la campaña mediática de desinformación que busca generar confusión y terror entre las personas, desviando la atención de los problemas fundamentales de la actual coyuntura.

Ahora más que nunca, es importante poner en práctica los conocimientos de los camaradas universitarios, promover las iniciativas de la población para enfrentar la crisis sanitaria y masificarlas. Dar la lucha ideológica es una tarea cardinal, combatir las posiciones que justifican el problema económico como una consecuencia de la pandemia.

Seguir impulsando la pelea callejera, tomando las medidas sanitarias y la sana distancia cuidando la salud de nuestros camaradas, de todos los trabajadores, para exigir la garantía de trabajo para la juventud.

Al gobierno y los empresarios no les importa la salud de los trabajadores, lo único importante para ellos es mantener las condiciones de explotación para no afectar sus ganancias. La única solución es que el pueblo vea por el pueblo, ampliar la solidaridad de clase y el apoyo mutuo entre todos los afectados por esta crisis. Para que el pueblo pueda asegurarse el pan, la salud y el trabajo, es necesaria la organización y lucha.

¡Joven consciente, únete a la lucha por la vida, por un mundo sin explotación!
¡Que la crisis la paguen los ricos!