Según información extraoficial el día de ayer, viernes 9 de julio, falleció Luis Echeverría sin haber recibido castigo alguno por sus crímenes.
Esto representa una oportunidad para recordar a uno de los principales exponentes del priismo y del capitalismo, recordado por su participación en la matanza de Tlatelolco (1968) como secretario de gobernación, y en el halconazo (1971) como Presidente de la República.


Echeverría se unió al Partido oficial en 1946, año en que pasó de ser PNR a PRI; en 1958 fue subsecretario de gobernación, posteriormente fue comisionado temporalmente secretario de gobernación en sustitución de Gustavo Díaz Ordaz al ser designado candidato presidencial. Finalmente en 1964 es nombrado secretario de gobernación.


En la década de los 60´s el cúmulo de descontento de la población contra el Estado desataba protestas a lo largo y ancho del país que iban desde manifestaciones en actos oficiales del gobierno hasta el surgimiento de guerrillas, como la dirigida por Lucio Cabañas y Genaro Vázquez en Guerrero, en este contexto surge el movimiento estudiantil.


Luis Echeverría como Secretario de Gobernación era uno de los responsables directos de reprimir a los estudiantes y garantizar la realización de los juegos olímpicos de 1968. Díaz Ordaz, Presidente de México en ese entonces, asumió la responsabilidad de la masacre de Tlatelolco, pero Echeverría es de los señalados directamente como uno de los actores intelectuales.
En esos años Luis Echeverría se convirtió en Presidente de México y seguiría con la política de desmantelamiento de los movimientos sociales y armados que representaban una “amenaza” para el gobierno y la burguesía, los cuales desaparecieron a cientos de dirigentes, usando a la Dirección Federal de Seguridad. Para este fin fueron creados grupos paramilitares que actuaban en el campo y la ciudad, uno de esos grupos fueros Los Halcones.

El 10 de junio de 1971 los Halcones asesinaron a 225 estudiantes que marchaban pacíficamente, representaban el regreso a las calles después de 3 años y el posible resurgimiento del movimiento estudiantil de 1968, pero fue cometido un crimen de Estado.
Echeverría fue declarado culpable por su partición en las dos matanzas, pero años después fue exonerado.


Hoy la exigencia de justicia sigue viva y toma fuerza en el contexto del Gobierno de la 4T, que dice ser diferente a los del pasado, pero que no ha tomado ninguna acción para dar justicia a los cientos de asesinados en las matanzas mencionadas y las desapariciones forzadas en los años 70.