Este 10 de junio se cumplieron 53 años de la masacre del jueves de corpus de 1971, hecho mejor conocido como “El Halconazo” en el que un grupo paramilitar atentó contra estudiantes que se manifestaban en las calles de la Ciudad de México.

Cada 10 de junio más que recordar una fecha en la historia de México es el momento para poner de nuevo a la cabeza las demandas por la educación pública y gratuita, y por las libertades democráticas.

El movimiento estudiantil actual se enmarca en el asesinato de un estudiante en las inmediaciones del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) en Naucalpan a manos de grupos porriles que se enfrentaban entre ellos. Este lamentable suceso deja en evidencia dos temas principales: la existencia de los grupos de porros en complicidad con las autoridades académicas y la despreocupación que estas mismas tienen por la seguridad de sus estudiantes.

Por otro lado, tenemos la lucha por el alto al genocidio contra el pueblo de Palestina donde la juventud se ha involucrado en espacios como las asambleas interuniversitaria y popular en la UNAM y la Universidad de Guadalajara. Estas asambleas se han convertido en referentes de unidad entre la juventud trabajadora, estudiantil y el pueblo, para pelear por el rompimiento de las relaciones académicas que mantienen las universidades con instituciones de Israel; así como exigir el rompimiento de relaciones entre México e Israel, pues estas no solo son de complicidad con el genocidio, si no que directamente tienen que ver con el uso de tecnología de espionaje, compra de armas, que son destinadas para el uso de las fuerzas armadas y los propios cárteles del narcotráfico.

Las demandas de la juventud siguen vigentes como en el 68 y el 71, pues pese a la llegada de gobiernos de “izquierda” la represión contra los movimientos sociales continúa. Por ejemplo, la

exigencia de extinguir el cuerpo de granaderos es una promesa incumplida, aunque se presume que ya no existen los hemos visto en acción el 28 de mayo donde nuestro camarada Rosseel fue herido y el 4 de junio cuando la CNTE fue reprimida en Palacio Nacional.